ENERO 2009
Como maestra de jardín de infancia Waldorf, reconozco la necesidad de que los niños dominen habilidades físicas más que habilidades intelectuales en la primera etapa escolar, esta reflexión está basada en el principio “que los dedos ágiles forma mentes ágiles”, que la investigación neurológica moderna confirma. Considero que hay que ayudar a los niños a despertar en sus cuerpos y especialmente en sus manos y dedos. Al aprender a manipular y agarrar con las manos en actividades que tienen sentido, se forma una base funcional en la mente del niño para el posterior desarrollo de “aprehender” el mundo a través de conceptos.
En mi trayectoria como terapeuta, he podido constatar: que el movimiento es el primer lenguaje de un niño, y es a través del movimiento como empieza a explorar el mundo y a ganar control sobre su propio cuerpo, esto es lo que yo llamo crecer dentro del cuerpo. El nivel más avanzado de la movilidad es la capacidad de estar completamente quieto, y hasta que un niño no controla todos sus movimientos y la habilidad de permanecer sentado o en pie inmóvil, no tiene los instrumentos necesarios para el aprendizaje en clase.
Los niños aprenden mejor cuando se divierten aprendiendo. Los niños pequeños asocian movimiento con diversión. El movimiento y los estímulos vestibulares son experimentados con alegría, por ejemplo cuando los balanceamos por el aire o cuando aprenden a dar vueltas. Durante los primeros años vida, la práctica de habilidades motoras y el juego son prácticamente lo mismo. Aprendemos qué es el equilibrio gracias a las caídas, aprendemos a tolerar alturas cuando escalamos, cualquier habilidad motriz que de adulto hacemos bien la hemos adquirido gracias a fracasos iniciales y por el esfuerzo de superar el problema.
Cuando los niños están en edad de asistir a la escuela infantil es decir a partir de 3 años, la motricidad fina adquiere una importancia primordial, el cerebro descubre lo que los dedos exploran, es en esta etapa cuando las actividades creativas y manipulativas ocupan el primer lugar, como a esta edad las fuerzas de la imitación son muy fuertes con la ayuda de un adulto pueden aprender a hacer tareas prácticas bastante complejas, incluso en las que se utilizan herramientas afiladas o difíciles de manejar por ejemplo: coser, cuidar el huerto o el jardín, recortar, amasar pan, serrar, picar frutas para hacer una macedonia para merendar. Sin olvidar que todo lo que se haga tenga un sentido, preparar la merienda, hacer un juguete, preparar un regalo.
Si un niño no desarrolla el control automático del equilibrio y de las habilidades motoras, muchos otros aspectos del aprendizaje pueden verse afectados negativamente, aunque el niño tenga una inteligencia media o incluso por encima de la media.
El control del cuerpo es también el fundamento del autocontrol.