Escribo impresionada por las noticias del barco humanitario Aquarius, a estas alturas la mayoría ya sabéis que se trata de uno de los barcos de la ONG italo-franco-alemana SOS Meditérranée y gestionado con Médicos sin fronteras que desde hace años realiza operaciones de rescate de emigrantes en aguas mediterráneas. El fin de semana pasado, como muchos desde 2015, miles de individuos huían de la guerra y la desesperación económica y poniendo rumbo a Europa en frágiles embarcaciones y rescatados in extremis. Han permanecido apiñados en el navío sin un destino fijo, en mitad del agua sin apenas comida ni agua potable, mientras se producía una vergonzosa situación política entre Malta que se lavaba las manos e Italia que cerró todos los puertos a esta pequeña flota, hasta que  al final España decide acoger la flotilla.

Faltó tiempo  para que en nuestro país  se produjeran todo tipo de manifestaciones al respeto, en contra y a favor.

Llegarán a Valencia mañana  domingo por la mañana.

Y me encuentro yo pensando:

En estos tiempos donde se sobrevalora la felicidad, dónde queda la posibilidad del consuelo y la capacidad de compartir el dolor, de asumir nuestra cuota de dolor.

Y me encuentro yo preguntándome:

¿Que es LA HUMANIDAD?

¿SERÁ QUE ESTAMOS APRENDIENDO A SER HUMANOS?

¿PERO QUÉ ES SER HUMANO?

Todavía no lo sé, estoy en la búsqueda  y la crisis de los emigrantes quizá  me esté ayudando.

Rescato el concepto de María Zambrano “LA RAZÓN COMPADECIDA”, que deberíamos repensar,  como posibilidad terapéutica para la humanidad, en su búsqueda por ser humanos.

Y me encuentro yo afirmándome:

También  hay recuperar la educación desde la generosidad,  que es un valor o rasgo de la personalidad caracterizado por ayudar a los demás de un modo honesto sin esperar obtener nada a cambio.

Y me encuentro  yo llorando:

Todos estamos bajo el mismo sol , y apenas lo sabemos.