EL ABETO
En la cima de un monte crecía un abeto que se quejaba sin cesar de sus hojas. A su parecer un árbol de su categoría se merecía algo mucho mejor. ¡Ojala fuese de oro!, decía.
Y por la mañana despertó con las hojas de oro. Pero su brillo atrajo a los ladrones que lo dejaron desnudo.
¡Qué equivocado estaba!, se dijo entonces. ¡Ojala fuera de cristal!
Y por la mañana despertó con las hojas de cristal. Pero un fuerte viento hizo que se golpearan unas con otras, hasta que nuevamente quedó desnudo.
¡Ojala mis hojas fueran dulces y aromáticas!, dijo entonces.
Pero un sinfín de pájaros e insectos lo despojaron al instante.
Y desesperado exclamó:
¡ Pobre de mí, qué equivocado estaba!
Y formuló entonces un único deseo. Recuperar sus antiguas hojas.
Al día siguiente despertó vestido con las hojas que corresponde a un abeto, que aún hoy conserva.